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Gestión oxitocínica, managers de confianza

‘Oxitocínica’ suena mal… suena mal por partida triple: Suena a óxido, a tóxico… o a cínica. La fonética maltrata un término que, en realidad, aparece en el titular con un sentido altamente positivo. Aclaremos.

La oxitocina es una hormona que segrega nuestro organismo cuando nos sentimos bien, cuando percibimos una conexión positiva con las personas que nos rodean. Digamos que es el neurotransmisor que recompensa el comportamiento social adecuado con una sensación de bienestar y tranquilidad. En resumen, su presencia en el cerebro nos ayuda a confiar y establecer vínculos con los demás.

Es muy probable que hayan oído hablar de la oxitocina en muchas ocasiones… y también es muy probable que en ninguna de esas ocasiones apareciera vinculada a la confianza del manager. La oxitocina actúa como facilitador en los partos y se vincula a la lactancia; está relacionada con el enamoramiento (la llaman la molécula del amor) y, según estudios recientes, también con la fidelidad. Incluso hay quien hace correr la leyenda urbana de que en los casinos de Las Vegas se transmite a través de los conductos del aire acondicionado para aumentar el bienestar de los jugadores y así incentivar su deseo de seguir apostando. En fin, verdades y medias verdades que le otorgan poderes mágicos a la citada hormona.

El caso es que la oxitocina incrementa la tendencia de la persona a confiar en otros y que reduce los niveles de cortisol, la hormona asociada con el estrés y las situaciones de amenaza. Esto sí está científicamente probado. De ahí la ‘Gestión oxitocínica’ a la que hacíamos referencia en el titular. Si convenimos (espero) que la confianza es sumamente importante en la relación entre un manager y sus colaboradores y resulta que la confianza está directamente relacionada con la segregación de oxitocina… ¡Pues apostemos por una gestión oxitocínica!

¿Qué hacemos entonces para convertirnos en managers de confianza?, ¿inyectamos oxitocina?, ¿hacemos que la inhalen nuestros colaboradores? Desde luego, no será por falta de oxitocina clandestina: Internet está lleno de ofertas que prometen resultados mágicos. Obviamente, todo esto es una broma y la verdadera cuestión es encontrar y definir ‘comportamientos oxitocínicos’ que nos hagan impulsar nuestra confianza como managers. ¿Generamos confianza en nuestros equipos?, ¿sabemos qué claves determinan la confianza que de nosotros perciben nuestros colaboradores?

Existe un modelo, la ‘Trust Equation’ de Charles H. Green, con 4 claves que pueden darnos pistas: Según este planteamiento, Credibilidad, Fiabilidad y Cercanía son tres características positivas para generar confianza, mientras que el Interés Propio actúa como un contrapunto que puede acabar con la confianza ganada durante tiempo.

El reto es concretar y convertir las cuatro claves en comportamientos específicos para mejorar la percepción de confianza en el equipo de trabajo. Stephen Covey, en su libro ‘El factor confianza’, explica claramente los beneficios que reporta: “Los individuos y las organizaciones que se han ganado la confianza y por ello operan bajo una confianza alta experimentan un dividendo, que funciona como multiplicador del rendimiento”.

¿Sprays de oxitocina?, ¿inhaladores mágicos? Mejor una ‘gestión oxitócínica’ que impulse nuestra imagen de manager de confianza.

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