Psicosoft - Tres recomendaciones y un deseo

Los 3 vértices de la automotivación: anhelo, aprendizaje y apoyo

¿A quién no le interesa saber cómo mantener un estado de ánimo positivo? Trabajar cada día, esforzarse para superar obstáculos y problemas, es algo que resulta mucho más sencillo y requiere menos esfuerzo cuando lo afrontamos con el estado de ánimo adecuado.

Está demostrado que nuestras emociones influyen en el equilibrio hormonal de nuestro organismo, igual que hoy sabemos que nuestro sistema hormonal es definitivo, tanto para el estado de salud, como para que el rendimiento mental y físico sea óptimo. Pues bien, algunas investigaciones recientes han demostrado que lo que los psicólogos llaman Introyección –yo los voy a denominar diálogos internos– es la piedra angular de nuestros estados de ánimo, y por tanto, de nuestro estado físico, sobre todo en dos dimensiones esenciales: bienestar y rendimiento.

En particular, me voy a ocupar de una categoría particular de diálogos internos: los comparativos. ¿Por qué somos tan proclives a comparar las cosas? ¿Adónde nos llevan ciertas comparaciones?

Comparar es humano y necesario para formarnos opiniones, pero la referencia comparativa que tomemos nos lleva a reacciones muy diferentes. El ambiente que nos rodea estos años, en el que vivimos rodeados de restricciones, dificultades y cambios de escenario, nos invita a comparaciones del tipo… ¿Cómo estoy comparado con el año pasado? ¿Cómo estoy trabajando en comparación con mis compañeros de equipo? ¿Cómo estoy rindiendo si lo comparo con la situación de hace unos años? Todas las respuestas, salvo excepciones, pasan por el calificativo «peor», y desde ahí, frustración, desánimo y desorientación.

Está claro que sobre los anteriores estados de ánimo hay poco que hacer, o lo que hacemos nos reporta muy poco. ¿Cuál es la solución? Si no puedo cambiar mi entorno, sí que puedo cambiar con qué lo comparo. Cambiemos, pues, nuestras referencias comparativas:

  1. El lugar de compararme con cómo estaba, me comparo con cómo quiero estar para tener un norte hacia el que esforzarme, un anhelo.
  2. En lugar de compararme con los que están mejor o peor, me compararé con los que están haciendo algo diferente, para obtener un aprendizaje de ellos, saber lo qué puedo hacer.
  3. En lugar de comparar lo que tengo con lo que tenía, pondré la atención en lo que necesitan las personas que me rodean. Cuanto más apoyo dé, más tendré.

Tener un norte claro, aprender y ser útil a los demás nos impulsa a hacer cosas y sentir satisfacción. Nuestro organismo produce dopamina, adrenalina y serotonina, los tres neurotransmisores que forman lo que los expertos llaman “Circuito de recompensa”. Yo lo voy a llamar de una forma más sencilla: éxito y bienestar.

Si te interesa utilizar tu «Circuito de recompensa», sólo depende de que sepas elegir con qué comparas.

Ahí dejo un ejemplo real para quien quiera profundizar…

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